jueves, 26 de marzo de 2015

Cosas cotidianas


Doy gracias a Dios por estar viva. Aunque me duela el cuello, la cara, la espalda, me den lumbagos de vez en cuando, tenga malos días, días en que estoy de mala leche, días en los que me molesta cualquier cosa, días en los que no tengo ganas de nada...porque pienso en esas madres del avión accidentado recientemente en los Alpes, y se me ponen los pelos de punta. Se me revuelve el estómago de pensar en esas madres abrazando a sus bebés viendo la cara de la muerte dentro de ese avión ese fatídico día. Sabiendo que sus bebés se iban a morir en ese momento, que su reloj de la vida se estaba agotando ya, en ese momento. Nadie merece morir de esa manera, mucho menos un bebé. Imagino que murieron abrazados intentando proteger inútilmente a sus hijos. Pienso en todas esas personas temiendo lo peor allí dentro. Pero no puedo evitar pensar en que el terror de una madre es doble ya que no temes solamente por tu vida sino por la que has llevado 9 meses dentro. Terrible.
Desde aquí pido una oración para todas esas personas y os pido que valoréis más vuestra vida. Porque como dice mi madre Aquí nadie se queda. Pero no sabemos el día.

¡Feliz jueves!

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