domingo, 25 de junio de 2017

Mis looks de verano

Hoy os quería hablar de nuevo de trapitos. Ultimamente me estoy comprando vestidos, entre ellos uno de fiesta para una boda que tengo en Septiembre que os enseño en una foto, en el probador de la tienda. Y también me compré unos zapatos nuevos para este verano que me chiflan. Las fotos no son muy bonitas pero no he podido hacer otras mejores.Se podría decir que son mis últmos looks de este verano que ya ha comenzado. En el último look, que era para ir al campo, se puede apreciar mejor cómo son de bonitos los zapatos nuevos.
¡Feliz semana!





miércoles, 21 de junio de 2017

Vivir con ansiedad

Hoy esta entrada no va de moda. De vez en cuando me gusta contaros alguna cosilla más personal. Y tenía ganas de hablaros sobre algo que me lleva afectando desde hace cosa de seis meses más o menos. Estoy hablando concretamente de la ansiedad. Para mí era algo completamente nuevo en mi vida y enfrentarme a ello me ha resultado muy difícil en muchas ocasiones, pues se me hacía bastante insoportable. Llegas a un punto en el que vives con la ansiedad a todas horas, desde que te levantas por la mañana hasta que te acuestas, y vivir así cada día es realmente complicado. Ir al psicólogo ayuda, pero el proceso es muy lento, y en mi caso de repente una semana mejoraba y a la siguiente empeoraba, pero normalmente iba a peor. Había días que me daba miedo salir a la calle, quedarme sola en casa, meterme en la ducha o ver una película en la tele que me provocase un ataque de ansiedad. Y eso no es vida.

La ansiedad tiene muchas caras y muchos síntomas, y no a todo el mundo le dan los ataques de igual manera. Lo que está claro es que vivir con miedo no es vivir. Y yo ya no podía más. Siendo madre de tres sentía que tenía que estar bien para poder atender debidamente a mis hijos, dedicarles mi tiempo, mis energías, mi cariño...y mi cabeza no estaba bien, y sin darme cuenta, me iba adentrando en un oscuro túnel de agonías, de angustias, de miedos, de insomnio por la noche, de taquicardias, de no poder respirar, de ahogarme, de obsesionarme con pensamientos, de pensar que me iba a volver loca y un largo etcétera que me daba mucho miedo. Era como un monstruo que se cernía implacable sobre mí y no me dejaba disfrutar de nada, ni de mis hijos, ni de mi marido, ni de mi tiempo libre, ni de una película... Mi cabeza solamente pensaba en la ansiedad y con ese poder que le daba a mi pensamiento la atría como un imán.

Una tarde en la que estaba completamente desesperada fuí al fín a una psiquiatra nueva que me animó a empezar un tratamiento con una pastilla que prometía calmar mis angustias a largo plazo. Yo siempre he sido muy escéptica en cuanto al tema pastillas, o más bien diría que era miedo al "qué me va a pasar si la tomo" y el "¿Y si conmigo no funciona?". Asi que iba tirando con los ansiolíticos cuando no podía más. 

Digamos que la ansiedad no aparece de la noche a la mañana, es algo que llevas arrastrando durante mucho tiempo, meses o incluso años, pero está escondida en alguna parte y estalla cuando algo dentro de ti te dice que ya no puedes más. 

Yo llevaba mucho tiempo sintiéndome mal conmigo misma por diversas razones físicas y psicológicas. Vas poniendo parches y sobreviviendo con ello, hasta que una mañana te levantas, te viene un mal pensamiento, un pensamiento de miedo, mucho miedo, y de pronto se te acelera el corazón, no puedes respirar, se te duermen las manos y no sabes qué te está pasando. Asi que acabas en urgencias a punto de desmayarte en la sala de espera, hiperventilando y temiendo lo peor.

Después de aquella experiencia tuve claro que ir al hospital era una tontería y que si me daba otro ataque que no volvería más. Allí estuve tumbada en una camilla con una máscarilla en la boca intentando respirar, con un mareo horrible y mucho miedo. A mi lado un señor con bronquitis con otra mascarilla en la cara intentando respirar también y dándome ánimos desde su camilla, diciéndome que estaba sufriendo un ataque de pánico. La enfermera me metió una pastilla en la boca y me dejó sola con el señor que me decía que tenía que controlar mi respiración y calmarme, que a él también le había pasado alguna vez. Yo no quería aprender a controlar nada, yo quería estar normal, volver a mi vida de madre de tres, de discusiones en casa, de no salir a ningún sitio porque nos daba pereza viajar con el niño, de pañales y cacas, de mocos, de vomitonas en el coche, de tener que pedir turno para ir al baño, de despertarme por las noches para meter a mi hijo en nuestra cama y acabar amaneciendo con un dolor de espalda horrible, y de que llegase el fin de semana y casi me dieran ganas de llorar porque los fines de semana eran una pesadilla. Suena horrible lo sé, pero así era mi vida antes de los ataques de ansiedad. O así me empeñaba en verla yo.

Hay otra palabra que de pronto estaba presente en mi vida. Se llama CULPABILIDAD. La culpabilidad me hacía sentir muy mal. Las madres solemos tener mucho sentimiento de culpabilidad y eso, en verdad no es bueno. Deshaceros de él porque os va a amargar pero bien, os lo dice una que lo ha vivido. Y la ansiedad también se nos puede colar por ahí. 

Si hay alguna madre en la sala por favor, que se meta en esa cabecita que no hay que sentirse culpable, jamás. Que nadie es perfecta y que las madres perfectas no existen. Que todas hemos tenido días malos, que todas hemos deseado alguna vez no ser madres porque tener hijos no es un camino de rosas, es un camino de mucho sacrificio pero también de mucho amor. Pero a veces solamente nos fijamos en las piedras del camino y no vemos más allá de ellas. Pero en verdad sabemos que no vamos a encontrarnos solo piedras. El camino puede ser mejor o peor según cómo nos lo tomemos. Está en nuestra mano caminar amargadas todos los días o caminar con alegría, aunque estemos cansadas, sin depilar, con pelos de loca, ojeras y una reunión de padres a las tres de la tarde cuando más calor hace.

La ansiedad me ha enseñado muchas cosas sobre mí misma y sobre la mente. La mente es muy poderosa y también hay que cuidarla. De vez en cuando hay que desintoxicar la mente de cosas que nos pueden afectar. Quizás no ahora mismo, pero con el tiempo puede que sí. Por ejemplo, mi adicción al móvil. O las prisas, el querer llegar a todo, el querer abarcar muchos temas. La mente tiene un límite también, no solo nuestras fuerzas. Pienso que es importante desconectar de vez en cuando de toda la información innecesaria que muchas veces le metemos. En mi caso, la ansiedad atacaba mucho a mi ATENCIÓN. Yo pensaba que era a mi memoria, porque de pronto se me olvidaban las cosas, solía ser cuando más nerviosa me ponía o cuando me daba un ataque de ansiedad, me costaba recordar algunas cosas. Y me explicaron que no era la memoria lo que se me bloqueaba sino la atención. Pienso que hablar con un buen experto puede aliviar mucho el miedo que sentimos ante lo desconocido. Porque a veces nos montamos películas en nuestra cabeza que luego no son verdad y eso alimenta más la ansiedad.

Dejar más de lado el móvil y las redes sociales o el correo eléctronico y disfrutar más de nuestra familia, de un buen libro o una buena peli con palomitas, o un baño con olor a lavanda, o un helado del sabor que más te guste y saborearlo cuando los niños están en el colegio, comer tranquila, pintarte las uñas, escuchar música, bailar en la cocina mientras haces la cena, hablar más con tu marido, reírte mucho, reírte de tí misma....

Estamos en una época en la que todo está en nuestros móviles, yo ya no compro casi revistas de moda, ni el periódico, ni revelo fotos en papel, ni voy a comprar las entradas al cine, cuando voy al cine, claro..todo se hace a través de internet. Hay muchas cosas que son muy cómodas de hacer a través de nuestras pantallas pero pienso que a veces hay que apagarlo o silenciarlo y vivir más la REALIDAD. Vivir más LA VIDA. Al fín y al cabo es TU VIDA y no la de los demás la que importa. Y no podemos estar metidas en todas esas vidas a todas horas, cada día, ni comentar a todo el mundo, ni darle a LIKE a cuatro mil fotos...Es imposible. Por lo que..no te amargues si no lo haces, ni pienses que quedas mal por no hacerlo. Somos humanos, no robots. Y el tiempo es oro. No lo desperdicies mirando fotos y fotos cuando a lo mejor podrías estar jugando en el suelo con tu hijo pequeño, o podrías estar pintando aquel mueble que querías redecorar, o retomar una lectura, o visitar a un familiar que seguramente se alegre mucho de verte EN PERSONA y no a través de una pantalla.

Sin alargarme mucho más quiero terminar diciendo que yo me siento mejor. La ansiedad no ha desaparecido del todo pero al menos ya vivo más tranquila, puedo pensar con claridad, no temo ir a los sitios sola, los ataques de ansiedad no han vuelto a aparecer y cruzo los dedos. Posiblemente tenga que estar tomando mi pastilla muchos meses, pero no me importa si puedo controlar yo a mi ansiedad y no ella a mí. En mi caso necesitaba esa pastilla, no quería creerlo pero era así. A veces hay que aceptar las cosas y punto. No darle más vueltas y aceptar la ansiedad. Hay que aprender a no temerla demasiado, a convivir con ella, a saber cuáles son nuestros límites. No hay que darle el poder de asustarnos porque en realidad, nada malo nos va a ocurrir. 

 Yo os he contado mi experiencia y os animo a que no tiréis la toalla, que no le deis poder, que os centréis en lo bonito de vuestras vidas. Muchas veces la mejor medicina es simplemente el beso de tu pareja o marido, un abrazo en una noche de insomnio, la risa de tu hijo pequeño, tu comida favorita, un paseo por la ciudad, un vestido nuevo, reírte con tu mejor amiga, o una puesta de sol. Los pequeños placeres de la vida se nos pasan inadvertidos y los infravaloramos. Te amino a que te fijes más en ellos y seguramente te devuelvan un trocito de felicidad.

M.





martes, 20 de junio de 2017

Mono

Nunca he sido fan de los llamados monos para vestir. Me veía muy gorda y amorfa. Pero con mi nueva talla, a la cual aún me estoy acostumbrando, he decidido ampliar un poco el estilo de mi vestidor y darle una oportunidad. De hecho lo compré por casualidad ya que pensaba que era un vestido en tono caqui y al vérmelo puesto en el probador me gustó tanto que me lo compré. Tanto me ha gustado que ya tengo otro mono de tirantes en camino. La verdad es que para verano son cómodos y fresquitos.



 

martes, 13 de junio de 2017

Sombreros y gafas

¡Hola! Ultimamente apenas paro por casa. Tenemos en casa visita inglesa y este fin de semana pasado hasta hemos cenado fuera, cosa inaudita en nosotros desde que fuimos padres hace casi 3 años. Y la verdad es que lo disfrutamos un montón porque hacía tanto tiempo que no salíamos en familia a cenar fuera que son esos pequeños placeres perdidos, por ser padres de un bebé, que cuando lo retomas ni te acordabas de lo que era. Y sin enrollarme más, que gracias a esos planes tan geniales para enseñar Madrid y la gastronomía española a nuestra invitada inglesa, mi cabeza no ha tenido casi tiempo para pensar en la ansiedad y estos días casi ni existe. El verano invita a salir a la calle, pero la verdad es que con estos calores tan horribles de los últimos días dan ganas de salir de casa en bikini. Estoy soñando con la piscina, el tema es tener tiempo para poder tumbarme tranquilamente, que con el pequeñajo lo veo difícil. Y también os cuento que me compré unas gafas de sol preciosas de la marca FENDI, de segunda mano, super rebajadas. Pero antes de eso me compré un sombrero para el próximo otoño ;) Y este fin de semana "inglés" estrené un vestido rojo largo de Asos que no me convencía mucho por ser tan largo, pero iba super cómoda y fresquita, creo que voy a buscarme otro parecido en otro color.

¡Feliz semana! Y cuidado con el sol.


domingo, 4 de junio de 2017

Saturdays

Un Sábado de casi verano en el que el calor aún no aprieta tanto como para no soportar estar en la calle. Aprovechemos estos días de transición antes de que nos achicharremos por las aceras. Este día me puse unos shorts de Mango del verano pasado que no eran míos y que este año lo son, una camiseta blanca básica fresquita de Mango también de hace muchos años y unas sandalias, las mismas que me puse para la segunda parte de la Comunión, cuando mis pies no podían más ese día. La verdad es que más cómodas y bonitas no pueden ser.



viernes, 2 de junio de 2017

The Beatles

Una tarde de Viernes en la que el cielo se oscureció y hacía mucho calor. Hicimos las fotos rápidamente temiendo una tormenta, y al rato de hacerlas empezaron a caer las primeras gotas. Nos fuimos corriendo a casa pero no siguió lloviendo. Y del look comentaros que se me ocurrió mezclar una camiseta blanca rockera, que para verano son las mejores, así evitamos el calor, y una falda antigua de Asos que me puedo poner con mi nuevo peso ya que tiene una goma ceñida y no se me cae.



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