Este verano estoy más gordita y aunque no me apasionan mis kilitos de más estoy contenta con ellos, creo que es muy importante aceptarse a uno mismo, aunque a veces cueste, hay que tratar de sacar lo mejor de nosotros y saber hasta dónde podemos llegar para no caer en ese "todo vale" porque siempre hay que tratar de ser realistas y saber qué es lo mejor para nosotros y para nuestra salud, que en realidad es lo que más nos debería importar, estar sanos. Y la verdad es que yo el verano pasado no lo estaba del todo, este verano sí, con más kilos, pero sana, y eso es lo que me debe importar. ¿Que los vestidos y los bañadores del año pasado me estallan? No pasa nada. He subido una talla, había bajado dos. Estoy contenta con mi talla actual y quiero disfrutarla, comiendo, bebiendo, porque la comida es un placer y con moderación se puede disfrutar, no quiero estar pendiente de la báscula, llevo dos semanas en Cádiz y allí no tengo báscula, no quiero obsesionarme con mi peso, ni con contar calorías ni prohibirme cosas. Tampoco soy de mucho comer, pero sí de engordar enseguida. El gimnasio ha sido una cosa que he redescubierto este año y que me ha traído mucha energía positiva. Me ha ayudado a conocerme a mí misma, a conocer mi cuerpo, a conocer mi fuerza, mi resistencia, a cómo cuidar mi espalda y mi cuello, a disfrutar haciendo ejercicio, a conocer gente nueva, a llevar una rutina cada semana, a desconectar. Todo es positivo y por eso engancha, y por eso no pienso dejar de ir.
Todas somos mujeres reales y ni la más delgada se libra de unas estrias o de tener celulitis. Dejemos de desear ser perfectas. Aprendamos a querernos cuidándonos porque si por dentro estamos bien, por fuera se nota.
Es verano, hace sol, vamos a la piscina, a la playa, o incluso paseando por la calle nos bronceamos en estos meses. ¡Pues aprovecha para lucir moreno!
