Lo confieso, me encantaría saber de fotografía mucho más que lo poquito que sé ahora mismo. Me encantaría dedicarme por completo a este mundo tan fascinante y creativo. De momento hago mis pinitos como fotógrafa para mi familia. Hace dos años hice fotos a mi hija mayor para su recordatorio de Primera Comunión, y esta Semana Santa hemos aprovechado para llevarnos la túnica al monte y la diadema de la hermana para repetir experiencia con L, que este año hace la Primera Comunión. Disfruto como una enana haciendo este tipo de fotos que sé que van a ser muy importantes en nuestra vida y la verdad es que mis hijas tienen mucha paciencia conmigo. Ponte así, mira para allí, no tuerzas la boca... Encima esa tarde apareció una pedazo de mariposa gigante que se acercó a la diadema a olisquear las flores blancas pensando que serían de verdad. L se pegó un susto tremendo y de milagro no salió corriendo con la túnica puesta monte abajo. ;)
Y después de estar un rato disparando mi cámara y riéndonos las dos con las poses exageradas de L, se quitó la túnica, la metimos en el coche, guardamos la diadema y nos recorrimos parte del monte admirando sus árboles, el horizonte, Madrid a lo lejos y sobre todo admiramos a una viejecita que iba caminando por esas alturas con la ayuda de un bastón y sin ninguna compañía más.
La foto es la oficial y los recordatorios ya los tenemos hechos listos para repartir el gran día. Hice muchas fotos pero finalmente elegimos una en la que L sale con su gran sonrisa, porque ella siempre ha sido así desde bebé, una niña muy sonriente. :)
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