sábado, 18 de octubre de 2014

Marchando una de catarro




Ya me lo decía mi madre, el otoño es la época de los resfriados ya que un día te asas de calor y otro te quedas pajarito. Eso me pasó a mí el fin de semana pasado cuando estaba visitando a una amiga mía que estaba vendiendo sus joyas en el Mercado de Motores. Salí a la parte de fuera del museo del ferrocarril sin la cazadora y se levantó un viento fresquito que me dejó congelada en la cola del trenecito para niños. Por no entrar y perder el turno me aguanté y yo creo que ese fue el motivo del tremendo resfriado que me ha dejado k.o. toda la semana. Al menos no tuve fiebre pero sí mucho picor de garganta que acabó en tos y que me dejó sin voz, casi como la Sirenita, o más bien parecía la bruja hablando, vaya voz! Y luego con muchos mocos. Pero ya me voy encontrando mejor. Hacía mucho tiempo que no necesitaba de los remedios caseros como la leche y la miel. ¡Qué rico que estaba! Y en una taza bonita aún más. ;)

La taza la podéis encontrar aquí.
La crónica de mi visita al Mercado de Motores en mi otro blog, aquí.

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